El término “hijo” en la Palabra de Dios, no solo hace referencia a los hijos biológicos de una persona sino también es utilizado para referirse a una persona que ha abandonado su cultura y creencias para abrazar las de otra nación.
Esto nos permite entender que el Eterno nos bendice entregándonos su cultura a través de la Toráh y al abrazarla, abandonando todo lo que habíamos recibido con anterioridad para ser lleno de su verdadera esencia, podemos reconocer que las promesas fueron dadas a Abraham el padre de la fe y tuvieron cumplimiento en su descendencia, Yisrael, es decir, que para poder recibir las promesas de la palabra tenemos que ser hijos de Abraham (reconocer su paternidad) y cumplir cada instrucción de Dios, de no cumplir esas dos condiciones, no se puede reclamar la herencia que se nos ha dejado a través de él.