Hebreros 10.39
“Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma.”
Todos en algún momento de nuestras vidas hemos tenido fracasos, un sueño anhelado que no llegó a feliz término, pero hasta los siervos del pueblo de Israel más usados por El Eterno enfrentaron el fracaso y vencieron gracias a la mano poderosa del que los había enviado: Yahweh todo poderoso.
Fracasar no significa que todo está perdido, pues cada fracaso nos enseña y ayuda a formar nuestro carácter y alcanzar el éxito, todo va a depender de la actitud con la que afrontemos cada situación y de que tanto nos dejemos instruir por el Altísimo, pues a su lado alcanzamos sabiduría y fuerzas para seguir avanzando, no podemos declinar en el primer o segundo intento, retroceder no es nuestra opción.
Ninguna experiencia ocurre en nuestras vidas en vano, cada una buena o mala dejan un aprendizaje valiosos, solo tenemos que enfocarnos en el propósito de lo ocurrido y usarlo para impulsarnos a llegar más lejos.