Dios Eterno

Salmos 102:25-27

“Desde la antigüedad tú fundaste la tierra, y los cielos son la obra de tus manos. Ellos perecerán, pero tú permaneces; y todos ellos como una vestidura se desgastarán, como vestido los mudarás, y serán cambiados. Pero tú eres el mismo, y tus años no tendrán fin.”

¿Por qué nos encontramos pensando? Nada jamás cambiará. Siempre voy a estar así. Mi situación nunca cambiará. Él nunca cambiará. Ella nunca cambiará. Yo jamás seré tan bueno como aquel o aquella?

Salir de situaciones de confort y enfrentarnos a los grandes cambios que requerimos para perseguir la voluntad el Señor, crecer en Él, obedecerle y servirle con fidelidad, no es una tarea fácil que ejecutaremos de la noche a la mañana sin ningún costo. Es un esfuerzo gradual, que demandará de cada uno, constancia, perseverancia y disciplina, apoyados siempre en una gran verdad: Lo único que nunca cambiará es Dios. Todo lo demás puede cambiar.

Pero si no tienes esperanza de ver un cambio en tu situación, el cambio probablemente no va a llegar. Sabes, soportamos muchas cosas emocionalmente difíciles que realmente no tendríamos que sufrir si pusiéramos nuestra esperanza en Dios y paráramos de mirar todas las circunstancias que no podemos controlar.

Aquí está la buena noticia: ¡puedes disfrutar la vida si decides hacerlo! Pero debes creer verdaderamente que es la voluntad de Dios para ti experimentar alegría continua. Entonces debes decidir entrar en esa alegría, que es esencial para Tu salud física, mental, emocional y espiritual.

Dios no cambia, pero Él puede cambiarte si lo dejas transformarte abriéndole, de par en par, tu corazón.

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