Éxodo 20:17
“No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.”
Amados, una de las causas de infelicidad creciente en el ser humano dentro de una sociedad en continuo desarrollo, es el deseo de poseer más bienes de los que se tiene llevándonos a caer en un círculo vicioso que nos hace olvidar lo que realmente necesitamos, a la luz de esto se hace necesario recordar uno de los mandatos bíblicos donde se nos exhorta a ser felices si mantenemos cubiertas las necesidades básicas de alimento y vestido, de esta manera la nutrición de nuestro espíritu con la palabra de vida es imprescindible.
El versículo de hoy es referente al último de los mandamientos que indica el desapego a los hábitos de codicia con nuestro prójimo, ya que constituye una conducta que engendra resultados negativos, que promueven nuestro alejamiento de los caminos. De manera tal que en lugar de codiciar, apliquemos una fórmula similar a la carta de amor y practiquemos la misericordia, en este sentido pudiéramos alegrarnos por las conquistas de nuestro prójimo pero jamás codiciarlas.