Hechos 8.36-38
“Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Yahshua es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó.”
Un verdadero siervo es aquel que no reprocha, no refuta, no busca pretextos, aun cuando pudiese ser válidos para ti, para Yahweh, no lo son.
Un verdadero siervo obedece aún sin entender, Felipe era un hombre que tenía la disposición en su corazón de servir al Eterno aún sin entender y sin saber hacia dónde lo enviaba, confiaba plenamente en su Salvador, por esto Yahweh lo llevo a proclamar la salvación a otros lugares y personajes que El Eterno tenía planeado, como es el caso del tesorero de la reina de Kush, y por uno llega la salvación a muchos y hasta naciones.
No veamos las circunstancias sigamos avanzando, escribamos la visión y corramos tras ella. Estamos en la tierra prometida solo creamos y confiemos en la presencia del Espíritu Santo que nos ayuda y nos trae alegría.