Obedecer a Dios por encima de todo

Hechos 5:29

“Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.”

El sumo sacerdote les ordenó a Pedro y a los apóstoles que no siguieran enseñando acerca de Yashua, pero ellos desobedecieron la orden. Cuando les preguntaron por qué lo hacían, Pedro respondió: “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (v. 29). ¿Qué los motivaba a obedecer al Señor con semejante convicción?

La soberanía de Dios. Pedro y los otros discípulos reconocían que Dios había llevado a cabo su plan divino de redención por medio de la vida, muerte y resurrección del Señor Jesús. Convencidos de que la salvación se encontraba solamente en Cristo, tuvieron la valentía de hablar osadamente de su fe. No se inmutaron, ni siquiera delante de una autoridad poderosa. Antes bien, fueron fieles a Dios y lo obedecieron.

El agradecimiento. Después de traicionar al Señor Yahshua, Pedro había derramado lágrimas por su fracaso (Mr 14.72). Pero, pensemos en su alegría al darse cuenta de que Cristo lo había perdonado, y de que había restaurado su relación con Dios (Mr 16.7; Jn 21.15-17). A pesar de su pasado, Pedro se convirtió en líder de la iglesia de Jerusalén, con pasión por obedecer y un corazón agradecido.

Dios está al mando de nuestras vidas. Él nos ha rescatado del pecado, perdonado y convertido en parte de su familia. La obediencia agradecida debe ser igualmente nuestra respuesta.

Cada día tenemos una disyuntiva. Podemos reconocer la soberanía de Dios y confiar en Él, o rechazarle y seguir nuestro plan. Cultivar un espíritu agradecido nos motivará a obedecer al Señor. Al igual que Pedro, comprometámonos a obedecer a nuestro Padre celestial adondequiera que Él nos conduzca.

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