Proverbios 2:1-6
“Hijo mío, si recibieres mis palabras, Y mis mandamientos guardares dentro de ti, Entonces entenderás el temor de Yahweh, Y hallarás el conocimiento de Dios. Porque Yahweh da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.”
A pesar de la vasta experiencia de Pedro como pescador, regresó de una noche de trabajo sin nada que mostrar por sus esfuerzos. Es muy posible que la petición del Señor de que echara las redes una vez más le pareciera poco razonable; después de todo, Pedro y sus compañeros eran los profesionales. No obstante, el pescador obedeció, y su obediencia bendijo a muchos.
La Biblia demuestra que los planes divinos a menudo desafían la lógica humana. Por ejemplo, ¿quién haría un plan de batalla que implicara solo marchar y gritar? Dios le dijo a Josué que conquistara Jericó de esa manera, y al hacerlo tuvo éxito (Jos 6.1-5).
Moisés es otro ejemplo. Cuando se sintió inseguro de su potencial como líder, el Señor lo tranquilizó, diciéndole que arrojara su vara al suelo. Cuando Moisés obedeció, Dios confirmó de una manera admirable que lo había escogido como líder (Éx 4.1-3).
Nuestro Padre celestial puede pedirnos que hagamos algo que parece ilógico, como tal vez aceptar una mayor responsabilidad cuando teníamos la esperanza de reducir nuestra cantidad de trabajo; o dejar una posición que Él nos había dado recientemente; o asumir una tarea para la que nos sentimos mal equipados. Pero debemos seguir adelante con obediencia, sin importar cuán ilógica pueda parecer su petición.
Para comprender la importancia de obedecer, piense en los niños que reciben instrucciones de sus padres o maestros. Es necesario que los escuchen con atención para hacer correctamente la tarea. Algunos pasos pueden parecer sin sentido, pero su justificación se hace clara después.