2 Corintios 12.5-7
“De tal hombre me gloriaré; pero de mí mismo en nada me gloriaré, sino en mis debilidades. Sin embargo, si quisiera gloriarme, no sería insensato, porque diría la verdad; pero lo dejo, para que nadie piense de mí más de lo que en mí ve, u oye de mí. Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera”
La humildad te lleva a niveles superiores de revelación. Aun cuan Pablo fue un perseguidor y asesino de los seguidores del Mesías, una vez tocado por el poder del Eterno no volvió jamás a ser el mismo, y su nivel de obediencia y humildad fue tal que llego a recibir revelaciones maravillosas que ni siquiera pudieron ser contadas, porque no hay palabras humanas que pudieran describir lo que el Padre le mostro.
De manera que si Pablo siendo humano pudo alcanzar esos niveles, nosotros también podemos, pero debemos anhelarlos con el corazón, ser obedientes a cada mandamiento y permanecer humildes y santificados en la presencia del Eterno.