Creciendo en el desierto

Éxodo 3.2-3

“Y se le apareció el Ángel de Yahweh en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema.”

A veces miramos las pruebas como si fueran nuestra destrucción, pero realmente son el método de Dios para hacernos crecer. Si muchos hombres no hubiesen sido probados no serian lo que son hoy, en el desierto descubrirán un sin número de cualidades y recursos  ilimitados que tendrá a su disposición si obedece a Dios en tiempos de crisis.

El desierto es uno de los mejores terrenos para tener visión, en medio de la soledad, la escases y la nada. En el desierto encontramos varias historias de hombres que habían oído de Dios pero que en el desierto le pudieron ver y conocer.

Uno de ellos fue Jacob, en el desierto se abrieron sus ojos. Así mismo le paso a Moisés, el pudo ver la zarza arder en medio del desierto y Dios en ella.

Elías tuvo encuentros angelicales en medio del desierto. Yahshua vio  a satanás en el desierto y también pudo ver ángeles. Uno de los beneficios de estar en el desierto es que nuestra visión se agudiza y podemos ver las cosas tal y como Yahweh las está viendo y eso nos permite tener paz en medio de la tormenta.

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