Mateo 5.14-15
“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.”
Las personas prefieren la luz del día para realizar sus actividades, compartir y salir de paseo. La claridad que produce la luz del sol es el estado ideal que además genera confianza y seguridad a las personas para salir a la calle sin miedo ni temores.
Eso mismo es lo que las personas buscan en otras, aquellos que inspiran seguridad, confianza, transparencia serán seguidos por muchos, admirados y queridos.
En medio de la noche, las luces no pueden faltar y esto le permite a las personas poder ver a su alrededor, así mismo nosotros debemos ser luz para otros, para mostrarles el camino y no permitir que se pierdan o extravíen.
Esa luz no las otorga la palabra de Dios, la cual vino a disipar las tinieblas y a traer claridad a los ojos y el entendimiento de aquellos que en un tiempo fueron nublados por la oscuridad.
La biblia nos dice que no se trata de cualquier luz, somos la luz del mundo, así como el sol sale a diario para todo el mundo, así mismo estamos llamados a iluminar a todos a nuestra alrededor.