Juan 14.1
“No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.”
Qué tiene sujetado su corazón? Piense en las cosas que le inquietan. Quizás esté enfrentando una necesidad económica, tensiones en una relación, circunstancias difíciles, o una enfermedad prolongada. ¿Qué debemos hacer con las situaciones difíciles que enfrentamos? Las palabras de Cristo pueden parecer una respuesta absurda a nuestro problema, porque decir: “No se turbe vuestro corazón” no cambia nuestros sentimientos.
Sin embargo, una traducción más exacta es: “Ya no sigas turbado”. Jesús no está diciendo que debemos negar nuestros sentimientos y poner una cara feliz, sino más bien que no debemos dejar que la ansiedad nos venza. Sí, experimentaremos pruebas, pero por el poder del Espíritu Santo somos capaces de sobrellevar las luchas con la paz de Yahshua.
Pero, ¿cómo podemos pasar de una angustia abrumadora a una paz imperturbable? Empiece por centrarse de inmediato en el Señor, no en las circunstancias, confiando en que Él le ayudará. Lea su Palabra para que pueda entender la perspectiva del Señor sobre el problema y descubrir sus promesas.
Créale a Dios, y haga todo lo que Él dice, porque usted nunca podrá tener de su paz si no le obedece. Por último, presente sus problemas al Señor en oración, pidiéndole no solo que los quite, sino también dando gracias por la fortaleza que Él da para soportarlos.
La próxima vez que sienta un ataque de temor o ansiedad, recuerde el remedio de Yahshua: “Creed en mí” (vv. 1, 11). Si usted cree de corazón que Él le ama, y que tiene un buen propósito para permitir esa dificultad en su vida, puede darle las gracias, no importa lo que sienta o cuál sea el resultado. La fe siempre trae su paz.