Números 20.11
“Toma la vara, y reúne la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablad a la peña a vista de ellos; y ella dará su agua, y les sacarás aguas de la peña, y darás de beber a la congregación y a sus bestias. Entonces Moisés tomó la vara de delante de Yahweh, como él le mandó. Y reunieron Moisés y Aarón a la congregación delante de la peña, y les dijo: !!Oíd ahora, rebeldes! ¿Os hemos de hacer salir aguas de esta peña? Entonces alzó Moisés su mano y golpeó la peña con su vara dos veces; y salieron muchas aguas, y bebió la congregación, y sus bestias.”
Cuando el pueblo se quedo sin agua en el desierto, comenzaron a hablar mal de Moisés y de Dios, manifestando que ahora su estado era peor porque morirían de sed.
Moisés por su parte siendo un hombre lleno de la presencia del Eterno nunca dijo una palabra en contra de Dios en medio de estos momentos, sin embargo cuando Yahweh le da las instrucciones para salir del problema él se dejo influencias por la actitud negativa de los demás y no siguió las instrucciones que Yahweh le había entregado al pie de la letra.
Moisés a pesar de ser el hombre que hablaba con Dios cara a cara no entro a la tierra prometida porque dejo que la presión de la gente lo dominara por dentro y se cegó ante la presión de los demás y no atendió la voz de Dios.
Si no sabemos qué hacer podemos escuchar las opiniones de otros, pero nuestra guía certera es innegociable y debe ser la palabra de Dios sin dejarnos segar por lo que digan los demás.
Cuando nos dejamos forjar por otros significa que carecemos de identidad, pero cuando sabemos quiénes somos y para que hemos sido llamados, nadie influenciara nuestra vida con su boca sino que será el espíritu santo quien nos guiara.
No cambies solo porque otra persona cambia, ni cambies tu manera de pensar por gente amargada, no podemos vivir para complacer al vecino, solo uno es digo de ser agradado; es Yahweh nuestro creador.