Juan 7.14-16
“Más a la mitad de la fiesta subió Yahshua al templo, y enseñaba. Y se maravillaban los judíos, diciendo: ¿Cómo sabe éste letras, sin haber estudiado? Yahshua les respondió y dijo: Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió. El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta.”
En Dios nada sucede sin un porque o para que, nada pasa por casualidad, todo lo que vivimos es una consecuencia de los hechos o por la voluntad de Dios con un propósito, todo lo que vivimos ayer nos prepara para enfrentar el hoy.
Aunque quizás estemos atravesando dolores hoy, inevitablemente nos está preparando para hacerle frente al mañana. Dios no hace nada sin sentido, cada uno de nosotros fue creado con propósito y todo lo que el creo también lo tiene.
A veces nosotros no entendemos ese propósito, pero Dios no está obligado a explicarnos el propósito, debemos entender que su mente no es igual a la nuestra y por eso aunque tratara de explicarnos hay cosas que no entenderíamos y por ello es necesario que a través de la vivencia vayamos comprendiendo, sencillamente sus pensamientos son más altos que los nuestros.
Dios habita en el pasado en el presente y futuro, por eso aunque hay cosas que hoy vemos como una bendición y queremos que el Eterno nos las otorgue, es posible que él No lo haga porque eso puede llegar a representar la maldición de nuestro mañana.
Ningún padre amoroso le dice que si a todo lo que el hijo le pide, cuando los hijos son niños no entienden que las cosas que les son negadas es con el fin de cuidarnos. Así mismo nuestro padre nos cuida sobre todo de todas aquellas cosas que no conocemos o entendemos.