Uno de los primeros pensamientos de una persona cuando tiene dudas sobre algo que se espera que ocurra es si los milagros son reales o son parte de una fantasía que el ser humano quiere creer para alimentar una esperanza en su interior.
Dios es experto respondiendo y derribando argumentos en contra de su poder, los milagros son completamente reales, y como prueba de ello tenemos a su poderosa palabra la cual reseña muchos de ellos que hoy se encuentran haciéndose vivos en cada uno de nosotros que con fe hemos creído en Dios.
Mateo 8:16
Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la
palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos;
Juan 4:49-51
El oficial del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi hijo muera. Jesús
le dijo: Vé, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se
fue. Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirle, y le dieron
nuevas, diciendo: Tu hijo vive.
Lucas 4:35
Y Jesús le reprendió, diciendo: Cállate, y sal de él. Entonces el demonio,
derribándole en medio de ellos, salió de él, y no le hizo daño alguno.
Mateo 8:14-15
Vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de éste postrada en cama, con
fiebre. Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servía.
Lucas 5:4-6
Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras
redes para pescar. Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos
estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Y
habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía.
Mateo 8:2-3
Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres,
puedes limpiarme. Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé
limpio. Y al instante su lepra desapareció.
Marcos 3:5
Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus
corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue
restaurada sana.
Lucas 7:14-15
Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y
dijo: Joven, a ti te digo, levántate. Entonces se incorporó el que había
muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre.
Lucas 8:23-24
Pero mientras navegaban, él se durmió. Y se desencadenó una tempestad de
viento en el lago; y se anegaban y peligraban. Y vinieron a él y le
despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Despertando él,
reprendió al viento y a las olas; y cesaron, y se hizo bonanza.
Lucas 8:43-44
Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre.