La historia del llamado de Moisés es muy conocida entre los creyentes. Fue un hombre que tuvo encuentros con Dios sobrenaturales y en medio de uno de ellos escucho la voz del creador. Desde allí comenzaron a caminar juntos en la obra libertadora que el Eterno había preparado para su pueblo.
A pesar del llamado, Moisés tenía dudas pues argumentaba algunas incapacidades, sin embargo Dios le dijo que haría cosas poderosas con el que antes nadie había visto.
Es impresionante que a pesar de tantos encuentros con Dios, saber que Dios lo visito, le dio un sueño y una orden expresa de llevar al pueblo de Israel a adorarle, a faraón parecía importarle poco quien era Yahweh y al contrario de hacer lo que Moisés le pedía de librar al pueblo le puso sobre ellos más cargas y les adjudico más tareas en medio de su esclavitud, esto trajo mayor duda sobre el pueblo y en un principio desconfiaron de Moisés.
El faraón le llamo mentiroso muchas veces, queriendo intimidar al pueblo de Dios, pero después que el faraón trato a Moisés de esta forma comienza Dios a manifestar su poder a través de Moisés. Aun así faraón seguía sin creer y aumentaba el trabajo en el pueblo.
El pueblo estaba tan oprimido por el trabajo y las batallas que no le importaba el mensaje que traía Moisés de pate de Dios. Sin embargo la actitud de Moisés es admirable, pues nada lo derrumbo ni lo hizo retroceder en lamento, al contrario su lucha fue constante y su mensaje estaba intacto, la orden de Yahweh era que dejara ir a su pueblo.
Dios sabe a quién escoge, alguien que no iba a ceder, que no se iba a desanimar, que no le importaba la opinión del pueblo, solo tenía presente lo que Dios dijo y era fiel a esa orden.
No todo el mundo creerá en tu mensaje, hay gente que te dirá mentiroso, pero eso no te da licencia a esconderte, a deprimirte, Dios hablo contigo y eso es lo que importa.