1 Corintios 3.1-5
“De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Yahshua. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres? Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois carnales? ¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor.”
La falta de crecimiento espiritual puede ser el peor enemigo porque nos impide recibir más de Dios al no estar listos para recibirlo.
Una persona que no ha crecido espiritualmente es considerada como un niño espiritual, y de acuerdo a la escritura se les reconoce porque andan en disensiones, sienten celos, desatan contiendas y son seguidores de hombres. Los hombres solo son instrumentos del Eterno porque quien da la unción y el crecimiento es Yahweh.
No importa la estrategia que usemos, sin Dios las cosas no van a suceder o a crecer, las cosas en la vida de una persona van a crecer solo si Dios lo permite.
Es muy fácil identificar a un niño espiritual en las iglesias, aquellos que a pesar del tiempo siempre viven en chisme, en celos, en contienda. El papel de los maduros es sobrellevarlos y soportarlos, se les conoce como cristianos carnales.
La iglesia debe entender que si Dios está fuera de nuestras vidas nada somos, es por ello que no debemos seguir a hombre sino al Dios vivo.
La única manera de dejar de vivir en la carne es estar guiados por el Espíritu, orando, ayunando, leyendo la palabra y anhelando subir de nivel y dejar a un lado las obras de la carne.