La Humildad
El Eterno no ve la condición en que esta una persona cuando determina usarlo para bendecirlo, y vemos un ejemplo en la vida de Moisés que aun cuando Dios lo uso para manifestar su gran poder con proezas y milagros ante el faraón, mantuvo la humildad para recibir un consejo de su suegro Jetro, un sacerdote pagano. Aun así Moisés discierne que es El Eterno hablando con sabiduría para guiar a su pueblo.
Amor hacia el pueblo del señor.
Lucas7:2-5
“Y el siervo de un centurión, a quien éste quería mucho, estaba enfermo y a punto de morir. Cuando el centurión oyó hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, rogándole que viniese y sanase a su siervo. Y ellos vinieron a Jesús y le rogaron con solicitud, diciéndole: Es digno de que le concedas esto; porque ama a nuestra nación, y nos edificó una sinagoga.”
Lo que hizo que el Mesias cambiara su prioridad para ir a sanar a ese sirviente, era su ferviente amor por Yisra’el, y esto hace que se active la llave que abre los cielos para derramar las bendiciones, la sanidad, la liberación y la salvación. Así que debemos hacer partícipe a nuestra familia y discípulos que conozcan y amen al pueblo de Yahweh (Yisra’el), pero primero debemos amarlo nosotros ya que no podemos transmitir algo que no sentimos. Hay bendiciones que se activan por amar y bendecir al pueblo de Yisra’el.
Tener un espíritu generoso.
Para El Eterno la ofrenda que le des es importante; pero más lo es, si te cuesta entregar esa ofrenda, como lo debió ser para nuestro Padre Abraham, cuando Yahweh le pidió al único hijo. Muchas veces queremos recibir pero, no queremos dar, y eso limita nuestras bendiciones.