Josue 2
“Josué hijo de Nun envió desde Sitim dos espías secretamente, diciéndoles: Andad, reconoced la tierra, y a Jericó. Y ellos fueron, y entraron en casa de una ramera que se llamaba Rahab, y posaron allí.”
Cuando Dios levanta a Josué, lo levanta con una unción similar a la de Moisés, como se evidencia en los últimos versículos de Deuteronomio dice que fue lleno de Espíritu de Sabiduría luego de que Moisés impusiera sus manos.
Dios le prometió a Josué que estaría con el así como estuvo con Moisés. Josué envío dos espías a Jericó, para recoger información sobre ese lugar, en ese recorrido llegaron a la casa de Rahab la ramera, el rey al enterarse envía hombres que los apresen, pero Rahab tomo una actitud de Fe y los escondió para sacarlos del peligro.
Luego los ayudo a escapara y les pidió algo muy especial; les dijo que cuando ellos conquistaran la tierra que Yahweh les había entregado preservaran su vida y la de su familia, los dos espías aceptaron e hicieron pacto con ella.
Es sorprenderte que esta mujer siendo ramera haya manifestado algo tan impresionante, hablo palabra de Fe, sabía que Yaweh los había sacado de Egipto y que la tierra en la que vivía era del pueblo escogido por Yahweh.
Esta mujer que nunca había visto un milagro, ni conocía a Yahweh había escuchado de sus hazañas y tenía fe.
Ese tipo de actitud de fe es la que hace que personas comunes dejen de serlo y sean sobre naturales, gente que aunque no conocen a Dios tienen fe en ese Dios que no les ha sido revelado.