Hebreos 11.4-8
“Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella.
Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.
Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe.
Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.”
Esta palabra nos relata la historia de todos aquellos hombres que no solo marcaron un tiempo por su llamado sino también por sus acciones, pues la fe sola, si no está acompañada con obras está muerta.
Hombres de carne y hueso como cada uno de nosotros que fueron sometidos a pruebas para demostrar que no era la emoción sino que había en ellos la seguridad y certeza de marcar una huella y glorificar el nombre del Eterno. Para ser placentero a Yahweh no solamente debemos cumplir sus mandamientos sino también confiar.
Aunque estemos en el desierto o pasemos por las más duras pruebas, si caminamos conforme a la voluntad de Yahweh confiando, obtendremos la recompensa. Yahshúah lo declaraba que tendremos aflicciones, pero confiemos porque Él ha vencido. Juan 16:33.