Salmos 47.1-5
Pueblos todos, batid las manos; aclamad a
Dios con voz de júbilo. Porque Yahweh el Altísimo es temible; Rey grande sobre
toda la tierra. El someterá a los pueblos debajo de nosotros, y a las naciones
debajo de nuestros pies. El nos elegirá nuestras heredades; la hermosura de
Jacob, al cual amó. Subió Dios con júbilo,
Jehová con sonido de trompeta.
Cantarle alabanzas al Eterno usando nuestra voz, nuestras
palmas y todo nuestro cuerpo con alegría exalta la grandeza de su majestad pues
Él es rey sobre toda la tierra. Esto mueve su corazón y pone a nuestros
enemigos debajo de nuestros pies, pues cuando el comandante en jefe de los
escuadrones de Israel suena el shofar todas las naciones tiemblan ante su
poder.
Exaltar el nombre de Yahweh nos acerca a su presencia pues Él habita en medio de las alabanzas de su pueblo (Salmos 22:3) somos sus ovejas perdidas de la casa de Israel y una promesa de restauración reposan sobre nuestras vidas.
Cuando entendemos quien es nuestro Dios, exaltaremos su nombre en todo tiempo, con toda nuestra alma, con todo nuestro ser y en su Santa morada, recordando y transmitiendo a nuestra descendencia el poder de su brazo extendido que se ha manifestado por muchas generaciones. Yahweh uno es, exalta su nombre en la hermosura de su santidad.
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