Cuando Nehemías era copero del rey, su corazón se inquietó por la situación de los israelitas y la condición de su ciudad. Con el permiso del rey, se propuso reconstruir Jerusalén. Enfrentó numerosos obstáculos pero se negó a dejar que ellos lo distrajeran.
De su ejemplo, aprendemos la importancia de:
Estar en el centro de la voluntad de Dios
Cuando Nehemías clamó en oración por su pueblo y su tierra (Neh 1.4-11), el Señor le mostró exactamente lo que debía hacer. Entonces, Dios hizo que al rey le agradara la petición de Nehemías y le diera todo lo necesario. Saber que estamos donde Dios nos quiere nos dará confianza para pasar por las pruebas sin desviarnos.
Recordar cuál es el propósito
Nehemías sabía que la prioridad del Señor para él era que reconstruyera la ciudad. Dios también ha dispuesto cosas que nosotros debemos hacer, y trabajar para Él es siempre de gran valor. No debemos subestimar nuestra parte, no importa lo pequeña que nos parezca.
Cumplir con cada tarea
Después de cada crisis, Nehemías volvía a la tarea en cuestión. Al mantener el propósito del Señor en mente, seremos capaces de permanecer en la tarea, cumplir con cada paso y mantener el rumbo.
Identificar con precisión lo que nos distrae
Quienes tratan de interrumpir nuestro trabajo, distraer nuestra atención o atacarnos personalmente no son de Dios. Con la ayuda del Padre celestial, Nehemías reconoció a quienes hacer caso y a quienes ignorar.