Nuestra boca tiene poder, cada palabra que sale de ella lo hace con fuerza, trazando un camino a través del cual caminaremos. La fe formara parte vital de nuestra forma de hablar, y cada vez que abramos la boca quedara en evidencia que tanta fe tenemos.
En este nuevo año que inicia, no te enfoques en las circunstancias. Dios no ve lo que eres ahora mismo, el ve en ti un producto terminado, en lo que te convertirás mañana. Comienza a profetizar y a llamar las cosas que no son como si fueran, recuerda que las bendiciones nos alcanzan para transformar toda la atmosfera alrededor.
Dios procura el bien para sus hijos, pero requiere de hallar fe en ellos para materializar grandes obras en sus vidas. No permitas que tu presente determine tu mañana, comienza proclamando con cada palabras lo que anhelas y comienza a trabajar por hacerlo posible encomendando a Dios tu camino.
Jeremías 17.7-8
“Bendito el hombre que confía en el Señor, y pone su confianza en él. Será como un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme que llegue el calor, y sus hojas están siempre verdes.
En época de sequía no se angustia, y nunca deja de dar fruto.”