Isaías 43:16-19
“Así dice Yahweh, el que abre camino en el mar, y senda en las aguas impetuosas; el que saca carro y caballo, ejército y fuerza; caen juntamente para no levantarse; fenecen, como pábilo quedan apagados. No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad”
Esta palabra tiene especial significado en la vida de cada uno de los que han tenido el honor de ser rescatados por el Dios todo poderoso de situaciones adversas, de tinieblas y hasta los más secos desiertos.
Cuando clamamos al Eterno para que interfiera en nuestras vidas de forma divina, no importa cuántos ejércitos, caballos de guerra o espadas se levanten contra nosotros, él ira y peleara por nosotros y nosotros estaremos tranquilos.
Cuando el pueblo de Israel fue rescatado por Dios del yugo de esclavitud de los egipcios, fue dirigido por Dios hacia una tierra prometida, rica en frutos y bondades, pero para llegar a ella era necesario pasar por un desierto donde no podían producir comida ni agua, por ello todo se los proveía en Eterno haciendo descender mana del cielo.
Llego un momento en que el pueblo comenzó a quejarse deseando volver a Egipto y comer carne, pues decían que el mana diario los tenia aburridos. Si al igual que el pueblo de Israel estas pasando por el desierto no te acuerdes de los tiempos de esclavitud, ni sus dadivas ni placeres, pues cada uno de ellos son transitorios y no se comparan con la plenitud, salvación y gozo que te ofrece el Señor. Falta poco para llegar a Canaán, hoy tu desierto es necesario.
