Salmos 1:3
“Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo”
Cada vez que sembramos un árbol o una planta es necesario e indispensable que lo reguemos con agua o de lo contrario se marchitara en poco tiempo y no le veremos crecer ni dar frutos.
Las raíces de los árboles son capaces de romper diferentes capas de tierra en la búsqueda de esa agua que les de vida, pero cuando la tierra es árida aun en su profundidad, o están en una maseta, su esfuerzo será en vano.
Por el contrario si se trata de un árbol plantado a las orillas de un río el agua no será problema y crecerá rápidamente y muy hermoso. Así es nuestra alma en cuanto a la escritura, la palabra de Dios es esa agua viva que nos llena de esperanza, alegría y ganas de continuar; si no la recibimos también corremos el riesgo inminente de morir espiritualmente.
Pero quien busque de esa agua y de la presencia de Dios, no solo vivirá, sino que dará frutos en abundancia y permanecerá para siempre.
Si sientes que tu alma está seca y que necesitas algo para avivarla acércate a la fuente de Dios para que seas saciado con verdad y salvación.