Mateo 28.5-6
“Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor.”
Descubierta en 1867, la Tumba del Jardín no fue desenterrada hasta 1891, diez años después de que el General inglés Charles Gordon, sin duda un hombre influyente en la época, confirmase por su cuenta y riesgo que, efectivamente, se trataba del auténtico Sepulcro.
Para ello se basó en su situación respecto a las murallas, y en el aspecto de una roca ubicada a escasos metros, en la que reconoció la forma de una calavera (“Gólgota” en arameo).
Desde entonces la tumba es custodiada por los cristianos anglicanos y protestantes, y no son pocos quienes acuden a ella en peregrinación para rendir sus respetos al hijo de Dios.
Más allá de un lugar lo que verdaderamente importan es que se encuentra vacio, por eso en la puerta de la entrada dicen las mismas palabras que dijo el ángel a las mujeres “No está aquí, pues ha resucitado”. Es el primogénito entre muchos hermanos y su pueblo lo espera para resucitar también y reinar junto a Él.