La parabola del sembrador

Lucas 8:5-8

Otra parte cayó sobre la piedra; y nacida, se secó, porque no tenía humedad. Otra parte cayó entre espinos, y los espinos que nacieron juntamente con ella, la ahogaron. Y otra parte cayó en buena tierra, y nació y llevó fruto.

Yahshua usó la parábola de la lectura de hoy para ayudar a los discípulos a entender que no todo el mundo aceptaría sus enseñanzas. El terreno en los corazones de algunos oyentes no estaba en condiciones para que las semillas crecieran y prosperaran. De la misma forma, nuestros corazones no son siempre un buen terreno.

Nosotros nunca podemos asumir que son terrenos fértiles. Las experiencias de la vida pueden ayudar a preparar nuestros corazones para crecer y madurar, para convertirse en la tierra que Dios necesita para plantar las semillas. Pero también necesitamos la oración, el estudio bíblico y el compañerismo cristiano para mantener nuestros corazones fértiles.

El placer de ver que nuestro jardín crece, mengua comparado con el placer que Dios recibe cuando su Reino crece y florece.

 

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