Santiago 1.12
“Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.”
Una persona bienaventurada es aquella que recibe una doble bendición y se distingue de otras por ser considerada como portadora de bendiciones inigualables.
No hay mayores bendiciones que aquellas que se reciben del único que puede bendecir las vidas de una manera irrevocable, porque cuando Dios bendice nadie puede detener tal bendición.
Mateo 6.19-20
“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.”
Más allá de las bendiciones materiales que podamos recibir se encuentras aquellas que son Eternas y que nos acompañaran para siempre. La corona de la vida y la certeza de ser Eternos no se puede comparar con nada que podamos recibir, ni con el oro ni la plata.
La palabra nos dice que para recibirla será necesario resistir la prueba, la vida está llena de ellas y aunque no sea fácil hacerle frente a cada una de ellas la promesa es que el Eterno estará con nosotros todos los días de nuestra vida.