Ahora, aquí, amar al pecador no significa pasar la mano de consentimiento sobre el que pecó como si nada estuviera pasando.
1 Corintios 13:6 dice acerca del amor:
“No se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad”.
Santiago 5:19 y 20
“Hermanos míos, si alguno de entre vosotros se extravía de la verdad y alguno le hace volver, sepa que el que hace volver a un pecador del error de su camino salvará su alma de muerte, y cubrirá multitud de pecados”.
El amor cubre multitud de pecados en el sentido de que estaré inclinado a no divulgar el pecado de mi hermano, estaré inclinado a perdonar y a activamente no recordar su pecado, para no guardar resentimiento ni hacerle pagar.
Arrepintámonos de nuestro pecado de falta de amor, para el perdón de nuestro pecado. Y pidamos a Dios confiadamente que este amor fluya de Su Espíritu, abunde en nosotros y se dirija hacia nuestros hermanos. Mientras, consideremos como el amor de Dios, manifestado en Yahshua, cubrió multitud de nuestros pecados: aunque Dios fue el ofendido y nosotros los ofensores, Él envió a su hijo Yahshua para reconciliarnos consigo mismo.