Generalmente nosotros solemos poner valor o precio a todas las cosas y la razón porque lo hacemos esto, es porque dependiendo el precio o valor del artículo así es la estimación que le damos.
Yahshua en esta oportunidad nos invita a valorizar lo más grande e importante que nosotros tenemos, como lo es nuestra alma.
La palabra viene de nephesh y psiche = aliento, viento, espíritu, vida.
Según la Biblia, el alma es el verdadero yo, es la parte inmaterial o espiritual que Dios le dio al hombre cuando lo creo y soplo en él aliento de vida (Génesis 2:7). Por lo tanto, el alma es lo que da vida al cuerpo, es decir que el cuerpo sin alma se muere.
El alma se desprende del cuerpo y este vuelve el polvo de donde fue tomado (Génesis 3:19), así este cuerpo es solamente un tabernáculo, como lo explica Pablo y Pedro en II Corintio 5:1-4 y I Pedro 1:14.
Una vez que el alma se desprende del cuerpo, este queda inerte y el alma queda desnuda, pero consciente de todas sus facultades (Apocalipsis 6:9-11; Lucas 16:20- 31< Lázaro y el rico>), esperando el día de la resurrección donde será revestida de un cuerpo inmortal – I Corintios 15:53.
Juan 5:28; Daniel 12:2 confróntese con I Tesalonicenses 4:17; Apocalipsis 20:6. La primera resurrección es para recibir la vida eterna y la segunda para recibir la condenación eterna. En la primera participan los que son salvos, en la segunda los que no son salvos. Cuando Jesús dio su advertencia en Marcos 8:36,37 se refirió a esto, a la salvación de lo más importante que tenemos, nuestra vida, el alma, la persona real que vivirá por siempre en el cielo, o el infierno.
Job 1.21
“Desnudo salí del vientre de mi madre, y denudo volveré allá.”
Toda la gloria, riquezas que acumulemos se quedará el día que partamos para la eternidad.
Tener todo lo que ofrece el mundo, pero no tener a Yahshua, es estar eternamente en bancarrota, porque todos los bienes del mundo no pueden compensar la pérdida del alma.”
Dios nos está hablando en este tiempo que se caracteriza por el materialismo, el placer, los deleites temporales y la comodidad de la vida, para que reflexionemos más sobre nuestra vida y pongamos más atención, más valor a las cosas espirituales y eternas, que a las temporales.