Esta interrogante nos la hacemos todos en algún momento de nuestras vidas, la incertidumbre de no saber o no tener claro el destino. El desconocimiento puede generar en algunas personas cierto temor por lo que prefieren ni siquiera pensar en ello.
En lo que se refiere al cuerpo de la persona y sus restos la palabra de Dios dice esto:
Génesis 3.19
“Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.”
En cambio el espíritu regresa a Dios inmediatamente
Eclesiastés 12.7
“Y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.”
Pero nada mejor que la palabra de Yahweh para dispersar cualquier duda y tener todo en claro. El alma de una persona no se puede ver así como se ve el cuerpo, tampoco se puede ver como abandona el cuerpo después que una persona fallece.
Apocalipsis 21.8
“Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.”
Ezequiel 18.4
“He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá.”
La vivía habla de una segunda muerte, es la del alma para aquellos que decidieron no creer en Yahshua.
Juan 5.28-29
“No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.”
Las personas al morir permanecen en reposo, no tienen memoria de nada ni pueden comunicarse con los vivos, se encuentran esperando el día de la resurrección.
Job 14.12-14
Así el hombre yace y no vuelve a levantarse; Hasta que no haya cielo, no despertarán, Ni se levantarán de su sueño. Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir? todos los días de mi edad esperaré, hasta que venga mi liberación.
Apocalipsis 22.12
“He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.”