Efesios 6: 10
“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.”
Esto nos indica que somos débiles y que por eso se nos exhorta. En nosotros no hay capacidad ni fortaleza para resistir a los poderes de las tinieblas. Si no tomamos conciencia de esto, en medio de la batalla trataremos de resolver muchas cosas a nuestro modo y con nuestra humana capacidad.
El enemigo, entonces, hará caer temor sobre nosotros, porque estaremos comprobando su fortaleza en nosotros y eso nos hará dudar de nuestra capacidad. Ser fuertes en el señor implica no tener temor porque conocemos Su fortaleza en nosotros.
Además, también implica recibir poder, tener la unción del Espíritu Santo y depender de Él. Conocer plenamente que nuestra fuerza se basa en la persona de Yahshua, no en algún principio, método o técnica.
Nuestra fuerza es su fuerza. Nuestra victoria es su victoria. Vemos esa realidad en Yahshua en su autoridad y poder para hacer milagros; su justicia y victoria sobre la tentación; como se enfrentó al pecado y al maligno, en fin, como enfrentó cada una de las circunstancias de la vida.
Para tener ese poder necesitamos alimentar permanentemente nuestro espíritu: ¿Cómo hacerlo? Entre otras cosas: orando, leyendo y escudriñando la Biblia; estando en el culto al Señor; teniendo comunión con los hermanos y buscando el rostro del Señor.