Porque si una persona no ama a sus padres no va a poder amar a su prójimo. Por lo tanto, vemos a personas deshumanizadas en busca de los vicios, el placer, la fama y el poder a costa de lo que sea.
Por eso es tan importante este mandamiento, si lo cumplimos seremos capaces de cumplir los restantes.
En los últimos años hemos pecado de suicidarnos como sociedad cuando comenzamos por sacar la Biblia de nuestras familias, de nuestras escuelas, de nuestros países.
El levantamiento contra las autoridades y todas estas atrocidades tiene una raíz: la destrucción de la familia. Dios quiere restaurar a las familias dentro de Su iglesia, pero necesitamos esforzarnos por atender las causas que nos aquejan, empezando por honrar a nuestros padres.
Por naturaleza deberíamos honrar a nuestros padres, pero a causa del pecado no lo hacemos.
Honrar a nuestros padres significa sentir el peso por la autoridad que Dios les ha concedido. El honor de ser padre es tan alto que lo colocó en los diez mandamientos.
Hablar con menosprecio a nuestros padres es pecado. La enseñanza que Dios da a los hijos la da por medio de los padres. Debemos aprender a respetarlos.
¿Cómo honramos a nuestros padres? Amándolos. Perdonándolos. Obedeciéndoles. Ayudándolos. Pidiéndoles consejo. Escuchando con paciencia.
Los padres deben dirigir a sus hijos en los caminos de Dios. Los niños no quieren buscar de Dios, pero deben ser enseñados a buscarle. Necesitamos trabajar con nuestros hijos. Pasar tiempo con ellos.
Si cumplimos con nuestra responsabilidad como hijos y como padres, Dios comenzará a derramar de Sus bendiciones. Nos irá bien espiritualmente en cada uno de los días de nuestra vida. Y Dios restaurará el corazón, tanto de los padres como de los hijos.
Éxodo 20:12
“Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Yahweh tu Dios te da.”