Muchos piensan que la idolatría solo se encuentra relacionada a la elaboración y adoración de imágenes a las que se le adjudican una clase de deidad. Y ciertamente tal práctica es aborrecida por el creador de los cielos y la tierra en su palabra, pero no todo termina allí.
Deuteronomio 27.15
“Maldito el hombre que hiciere escultura o imagen de fundición, abominación a Yahweh, obra de mano de artífice, y la pusiere en oculto. Y todo el pueblo responderá y dirá: Amén.”
El concepto de idolatría es más amplio, y Yahshua lo dejo ver así en un encuentro histórico con un joven rico y que aparentemente era temeroso de Dios y guardaba sus estatutos.
En una conversación muy interesante con Yahshua el joven le manifestó su interés de recibir el milagro mayor “La vida ETERNA”, ante tal petición Yahshua le pregunto si guardaba los mandamientos que Yahweh había establecido en su palabra, y el joven contesto orgulloso que sí.
Sin embargo como el Eterno conoce lo que hay en nuestro corazón, le pidió que hiciera algo que cambiaria todas las cosas. Le dijo que tomara todo lo que tenía y lo vendiera para darlo a los pobres pues se trataba de un hombre que tenía riquezas materiales.
Marcos 10.22
Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.
Idolatría está relacionada con aquello que le roba un lugar a Yahweh en nuestras vidas, quizás usted no cree en imágenes, ama al prójimo, lleva su ofrenda cada semana a la casa del señor; pero su trabajo le impide convertirse en un verdadero seguidor del Mesías.
Tal vez se trate de los hijos, de no querer perdonar la falta del otro o quizás porque ha puesto en primer lugar su ego y orgullo.
El Eterno quiere todo de nosotros, por eso en su palabra ha prometido darnos 100 veces más de aquello que dejemos por su causa y además entregarnos la vida eterna. (Marcos 10.29-30)
