Cuando alguien comienza a predicar el evangelio es normal que personas jóvenes y no tan jóvenes les diga, “creo en Dios, pero soy muy joven para ser parte de la religión”. La verdad es que no hay una edad para seguir a Dios y creer en sus proezas y su palabra.
De hecho por la experiencia de muchos se podría considerar que la edad ideal para creer y seguirle es desde que somos niños, pues aquellos que se rinden a los pies del maestro durante su adultez se dan cuenta que son muchos los sufrimientos y malestares que se fueran ahorrado al caminar por la vida basados en los principios que establece su palabra.
Buscar a Dios, estudiar la palabra e ir a la iglesia no representa una vida aburrida ni mucho menos una pérdida de tiempo como algunos creen.
De hecho disfrutar la vida en realidad está ligado a recibir sus bendiciones y estar bajo su cobertura en medio de todo lo que hagamos.
La persona que desde joven pone su confianza en él crecerá sin rencores, envidias, ni complejos; tampoco errara en lo que muchos erramos por ignorancia o por falta de temor a Dios.
Isaías 3.4
Y les pondré jóvenes por príncipes, y muchachos serán sus señores.
Cuando Yahshua caminaba por la tierra anunciando la palabra de salvación eran muchos sus seguidores, personas de todas las edades de hecho habían niños. Cuando el David fue escogido por Yahweh era solo un joven, el hijo menor de su padre.
Lucas 14.25
“Grandes multitudes iban con él…..”
1 Samuel 2.18
“Y el joven Samuel ministraba en la presencia de Yahweh, vestido de un efod de lino.”