Efesios 4.13
“Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Yahshua.”
El que decide caminar conforme a los pasos del Eterno asume un gran reto, eso implica que muchos de los desafíos que se deberán a enfrentar serán consigo mismo.
Recibir a Yahshua no activa un modo mágico de perfección en la vida de una persona, tengamos en cuenta que de hecho las iglesias son consideradas como hospitales de enfermos espirituales, es decir, personas que han reconocido que necesitan buscar a Dios para ser transformados.
Esta no es una realidad que nos deba ofender pues si un enfermo esta en un hospital esta en el lugar correcto.
La palabra dice que todos estamos siendo procesados en nuestro carácter y la meta es la perfección, así como lo es Yahshua. Durante el camino de la vida y a través de su palabra nuestro carácter va siendo pulido, perfeccionado y transformado para alcanzar su mayor expresión el día de su venida.
Esos procesos por lo general duelen, pero no hay de qué quejarse, el oro en su estado bruto es una pieza rustica que carece de belleza y son necesarios niveles elevados de calor a través del fuego para convertirlo en las piezas hermosas que todos queremos.
Así mismo lo es la madera, la cual es golpeada, tallada y ligada para ser útil en las manos del carpintero. Los grandes hombre y mujeres que el Eterno quiere usar para hacer proezas y maravillas están siendo procesados en este momento, y si sientes que el fuego te quema persevera porque eres uno de ellos.