Que hermoso es recordar nuestra infancia y traer a nuestra mente todos aquellos momentos que marcaron nuestra niñez. Alegrías, tristezas, rabias, infinidad de emociones que quedan en nuestro corazón.
Personas que sin duda también dejaron una huella importante, quienes sin querer se convirtieron en nuestros héroes, nuestros padres. Ellos quienes nos aman, quienes dedicaban su trabajo para cumplir con sus responsabilidades y cubrir nuestras necesidades. Los maestros de la escuela que se encargaron de suministrarnos conocimientos nuevos, y los amigos cómplices de nuestros juegos.
Pero como es la niñez de hoy en día, ¿si te has dado cuenta? Tristemente los niños buscan jugar y lo que consiguen es un celular o una Tablet, estos dispositivos tecnológicos en la mayoría de los casos cubre sus necesidades de afecto y de juego. Al parecer somos los adultos quienes estamos haciendo las cosas erróneamente.
Si bien estos aparatos electrónicos son de gran ayuda para infinidad de tareas, no podemos pretender que cumplan con nuestra función de padres o responsables de los más chicos de la casa.
Debemos aprender a valorar la calidad del tiempo que invertimos en nuestros hijos, incentivarlos a pasar jornadas de juego recreativo en el parque o la cancha, a motivarlos a leer un libro o simplemente a compartir más contigo.