Nada más cierto que lo dicho en este hermoso cántico, el amor de Dios es maravilloso. Que bien se siente nuestro corazón y nuestro interior cuando podemos decir claramente que amamos a Dios, que él está sobre todas las cosas, que él es nuestro salvador y nuestro rey.
Por medio de la música cristiana, podemos ser evangelizados y evangelizar, una linda manera de recibir los mensajes que Dios quiere transmitirnos. Poder entonar cada palabra con fe y con fervor verdadero, danzar al ritmo de la melodía e ir reflexionando sobre nuestro comportamiento, como estamos haciendo las cosas y empezar a corregir todo lo que estemos haciendo mal.
Los niños, ellos que tienen tanta energía y creatividad, que están abiertos a nuevas enseñanzas, también por medio de la música Dios llegan a ellos. Compartir el amor de Dios es maravilloso con los más chicos de la casa es una sabia manera de hacer oración familiar, una oración con alegría y con un ritmo especial.
El entusiasmo y motivación que encontramos en la música, también se expande en la vida espiritual, amar a Dios lo hacemos con alegría, con entrega y con un propósito de iniciar un camino espiritual que nos garantice la vida eterna, una vida en la que llevamos de la mano a nuestros niños.