En la actualidad el celular al parecer es una extensión del cuerpo humano, es común observar personas en todo lugar con este dispositivo en la mano. Y es que lo vivimos a diario, sentimos angustia cuando sabemos que se nos ha quedado en casa, cuando no puedes revisarlo constantemente para comunicarte por medio de las redes sociales.
Te duermes tarde y lo último que miras es el celular, apenas te levantas lo revisas si hay algo en particular, y si vas en el auto aun sabiendo del riesgo que puede correr tu vida si dedicas algunos momentos a mandar algún mensaje de texto, lo haces porque según tú, se trata de una emergencia.
Y ni se diga si decides salir a pasear en familia, posiblemente le dedicas más tiempo al celular que a jugar con los niños o a hablar con tu amigo. Donde vayas y con quien estés, el que no puede faltar es el celular, sin duda podemos decir que no puedes vivir sin él.
Debemos aceptar que el celular es una herramienta para comunicarnos, pero la estamos usando mal, le estamos dando prioridad en nuestra vida y le estamos restando importancia a lo que realmente nos hace mejores cristianos, seguramente no tienes tiempo de leer la Biblia, tu propósito, nuestro propósito es empezar a dedicarle más tiempo a Dios, empecemos a leer la Biblia.