La palabra de vida no es otra diferente a la palabra de Dios, palabras escritas en las sagradas escrituras, la Biblia.
Por medio de su palabra Dios te pregunta, ¿tienes algo que contarme? ¿Cómo te sientes hoy? ¿Estás haciendo lo correcto? ¿Has frenado tus tentaciones? ¿Has mirado a tu hermano, compartiste con él tu pan?, solo al leer la biblia, encuentras en cada capítulo y en cada versículo mensajes que tocan las fibras más íntimas de tu piel, tu corazón se estremece y sientes la presencia de Dios.
Como hijo de Dios, debes empezar un compromiso diario, dedicando por lo menos 5 minutos al día leyendo y alimentándome con su palabra. No hay mayor conexión espiritual a la que experimentas saboreando lentamente cada pasaje bíblico. Su palabra es vida, sumérgete y dedícale a Dios un momento.
Ten en cuenta que Dios a ti te lo da todo, leer y compartir su palabra con tus familiares, amigos y con todo aquel que esté dispuesto a escuchar, te hace desde ya un evangelizador, y es que a Dios es lo que le agrada, que seamos evangelizadores, no te quedes con su palabra. Empieza hacer multiplicador, cuántas almas están sedientas de Dios y solo necesitan un impulso de amor.